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Hoy hablaremos de un alimento muy completo, que recomiendo añadir en vuestros zumos de frutas, yogures, ensaladas o incluso en desayunos, meriendas, o media mañanas.

Se trata de las semillas de lino o linaza.

Si alguna no las conocíais, os sorprenderá ver como un alimento tan pequeño puede esconder un mundo de propiedades tan positivas para el organismo.

La linaza es alta en fibra dietética, tanto soluble como insoluble. La fibra soluble ayuda a regular la presión arterial y los niveles de glucosa en sangre, entre otras funciones. Y la fibra insoluble, además de ayudar al movimiento intestinal (por lo tanto, hablamos de una medicina natural para el estreñimiento), sirve de alimento a la fibra bacteriana, la que nos ayuda a digerir los alimentos para la mejor absorción de nutrientes.

Alto contenido en ácido linoleico u omega-3, recordemos que se trata de un ácido graso esencial y necesario para formar eicosanoides antiinflamatorios que forman un papel importante en el combate y prevención de artritis, eczema, asma y condiciones de salud relacionadas con los órganos reproductores femeninos, entre múltiples funciones también.

La linaza contiene unos componentes llamados lignanos, fitoquímicos que combaten los radicales libres, aportando al cuerpo sus efectos antioxidantes y anticancerígenos.

Y eso no es todo, pues estas semillas contienen también hierro, cobre, potasio, zinc y otros minerales esenciales para el buen funcionamiento del cuerpo humano.

Tan solo 3 cucharadas de lino contienen:

Fibra dietética: 8g

Ácidos grasos Omega-3: 6,3mg

Proteínas: 6g

Carbohidratos: Fibra (27,3g), Azucares (1,5g).

Grasas: Saturada (3,6mg), Insaturada (36,2mg)

Vitaminas: Vitamina B1 (1,664mg), Vitamina B6 (0,47mg)

Minerales: Magnesio (392mg), Fósforo (642mg), Zinc (4,34mg)

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